jueves, 23 de marzo de 2017

a educación dominicana enfrenta el desafío de asumir una perspectiva transdisciplinaria

Pedro Luis Castellanos, director de Programas Especiales del Ministerio de la Presidencia y coordinador del Equipo Técnico de la Junta Nacional de Alfabetización, resaltó la dimensión del “proceso social” que ha logrado el Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya Aprende Contigo”, al cabo de ocho meses de trabajo y 370,000 personas integradas para recibir enseñanza.
Ponderó los resultados para subrayar que estos imponen una dinámica educativa diferente, en la que se dé respuesta a la demanda de los nuevos alfabetizados que ya reclaman seguir formándose. No es posible dar respuesta a la demanda que se está propiciando con el sistema vigente, consideró.
Con sus reflexiones, las que inició pasando balance al Plan Quisqueya Aprende Contigo, Castellanos introdujo los análisis y las discusiones del coloquio “El Estado de las Ciencias Sociales: Reflexión Transdisciplinaria sobre la Política y sobre las Políticas de Educación en la República Dominicana”, organizado por el Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (IGLOBAL).
Durante el encuentro se debatieron los resultados de las políticas de educación, y las posiciones epistemológicas y sociales a partir de las cuales deben ser abordados dichos resultados por los científicos sociales y por los tomadores de decisión.
Marcos Villamán, rector del IGLOBAL, pronunció las palabras de bienvenida y dio paso al primer panel, que abordó “La Reflexión Transdisciplinar ante la Educación”. Castellanos fue el primero en exponer, con el tema: “Complejidad, Transdisciplinariedad y el Plan de Alfabetización en la República Dominicana”.
Pedro Luis Sotolongo, del Capítulo Complejidad-RD (Santo Domingo) se refirió luego a la “Complejidad y Transdisciplinariedad: Hacia una Tercera Cultura” y Laura Rathe se enfocó en la “Complejidad, Transdisciplinariedad y Eco-alfabetización”.
En un segundo panel se trató: “El Sistema de Educación en la República Dominicana: Reflexiones a partir de la investigación social y sus resultados”. Julio Leonardo Valeiron se refirió a la “Política de Investigación Educativa: IDEICE-MINERD ¿Me haces saber?”.
Valeiron habló sobre los estudios realizados por el IDEICE y la forma en que propician fomentar una cultura de investigación.
Destacó que es necesario comprender la escuela como un espacio de relaciones sociales donde los estudiantes son convocados para un proceso de aprendizaje integral que desarrolle en ellos valores, actitudes y competencia para la vida.
Antonio Ciriaco, del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas (INISE) intervino en el panel con el tema “La Educación como Desarrollo: El caso de la República Dominicana en cifras”. Durante su participación manifestó que la desigualdad del sistema educativo explica la desigualdad que hay en la sociedad de hoy.
Ciriaco dijo, además, que los efectos directos de la educación en el crecimiento se manifiestan en incrementos de la productividad y en el ingreso de las personas educadas.
El último turno fue agotado por el rector del IGLOBAL, quien hizo una reflexión sobre “Educación y Ciudadanía: Por una Sensibilidad Solidaria”, en la que explicó que para construir una sociedad como tal hacen falta diferentes capacidades, entre ellas la sociabilidad que está siendo muy demandada actualmente. “Hay que hablar también sobre sociabilidad democrática, cuyo tema esencial es la ciudadanía”, señaló.
Villamán dijo que para lograr sociabilidad democrática es necesario educar en derechos políticos, en derechos sociales y en el derecho a tener derechos. Además, educar ciudadanos en la igualdad y la autonomía.
“La escuela debe educar en saberes, valores y actitudes para formar ciudadanos democráticos”, subrayó.
Pedro Ortega, profesor del IGLOBAL, tuvo a su cargo la clausura.

a Educación en la República Dominicana.

La educación es en la actualidad un derecho humano fundamental ampliamente reconocido por la mayoría de las constituciones, incluyendo la nuestra, y por los textos internacionales relativos a los derechos humanos y que protegen a la niñez, de los cuales nuestro país es signatario. Pero además de consistir en un derecho social fundamental, la educación es un instrumento esencial para el progreso y desarrollo de las naciones.

Para arribar a esta concepción del derecho a la educación que “orgullosamente” plasmamos en nuestra Carta Sustantiva hubo que traspasar períodos de tensas luchas y tensiones de todo tipo. El derecho a la educación como tal y su institucionalización como sistema público fue el fruto de todo un proceso dentro de la historia.

La actual Constitución dedica a este derecho el Art. 63, estableciéndose, entre otras cosas: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones…4) El Estado velará por la gratuidad y la calidad de la educación general…”.

Cabe destacar que uno de los principales motivos para que se incluyera la educación entre los derechos humanos es que su realización no dependiese del libre mercado, pues en éste el acceso a la educación está determinado por el poder adquisitivo, sino que el soporte del derecho a la educación es un sistema en el que ésta sea gratuita en los lugares donde se imparte, y lo es como ejercicio de un derecho y no en función de la capacidad de cada uno para costearla.

Pero ha de tenerse claro que gratuidad y calidad en la educación implica, necesariamente, destinar mayores recursos a ese renglón, sobre todo porque es un deber del Estado proclamado por la propia Constitución: “La inversión del Estado en la educación, la ciencia y la tecnología deberá ser creciente y sostenida, en correspondencia con los niveles de desempeño macroeconómico del país. La ley consignará los montos mínimos y los porcentajes correspondientes a dicha inversión…”.

A pesar de lo anterior la inversión de recursos estatales para el área de educación no llega ni siquiera a la mitad de lo que la ley ha establecido, lo cual incide afectando a la gratuidad y consecuentemente a la calidad del sistema educativo dominicano. Ello obliga a las familias dominicanas a matricular a sus hijos en instituciones educativas privadas, pero que  ante la falta de supervisión estatal, en nuestro país los colegios y universidades privados se han convertido en un lujo, al que dentro de muy poco tiempo, si seguimos por este camino, las familias dominicanas no podrán tener acceso.

La tendencia alcista cada año escolar de los costos por inscripción, reinscripción, tarifas, se hace por lo general sin observar la Ley No. 86-00 que regula las tarifas de los colegios privados, que permite su revisión por parte del Ministerio de Educación cada 3 años, y sujeta los aumentos en función del alza comprobada por los costos, tomando en cuenta el factor indexación.

A todo esto se suma que en muchos colegios privados a los padres se les pone a firmar leoninos contratos de “servicios educativos”, pagarés y hasta se les obliga a autorizar el acceso a Bureau crediticios, con todo lo cual pareciera quedar confirmado que en nuestro país a la educación se le considera como un mero servicio o una mercancía negociable, y no como un derecho que el Estado tiene la obligación de respetar, asegurar, proteger y promover. De ahí, que es imperativo que el Ministerio de Educación adopte los recaudos de lugar para darle adecuado seguimiento a muchas de esas prácticas inmorales y arbitrarias.

Esta falta de inversión en la educación pública es fuente de otros graves problemas. Lo vemos reflejarse e impactar en muchos otros aspectos de la vida nacional: en la falta de oportunidades, el tránsito; en los niveles de delincuencia, en los embarazos de adolescentes, transmisión de enfermedades; crecimiento acelerado de la población, violencia intrafamiliar, desprecio por el medio ambiente, y muchos otros problemas más, en cada uno de los cuales tiene incidencia la falta de educación.

Pero sin recursos no es mucho lo que se pueda hacer. Es por ello que se precisa cumplir con la asignación del 4% del producto interno bruto al sector de la educación y de que las autoridades hagan cumplir con la Ley No. 86-00 que regula las tarifas de los colegios privados e impedir que los colegios privados continúen abrazando prácticas abusivas e ilegales.  Recordemos que “¡Sólo la educación salva a la República Dominicana!”.

La educación dominicana durante la Segunda Republica

El 18 de marzo de 1861 se firmo el acuerdo de anexión de la republica dominicana al reino de España. Esta acción fue obra del general pedro Santana en su tercer gobierno. Con la anexión concluye el periodo de la llamada primera republica y la nación dominicana perdió su soberanía, pasando a convertirse en una provincia de España.
Ante tal acontecimiento, los liberales, defensores de la nación, organizan el movimiento restaurador, creado por Santiago Rodríguez y al cual se van a unir una gran cantidad de figuras que mas tarde se convertirían en héroes y próceres del pueblo dominicano. Este movimiento dio impulso a la guerra de la restauración, con la cual se logro la salida de las tropas españolas en 1865 y la recuperación de la soberanía nacional. La guerra restauradora fue una guerra por la independencia.
Recuperada la soberanía nacional se inicia el periodo de la historia dominicana conocida como la segunda republica, que comprende los años 1865-1916, año este ultimo en que se produce la primera ocupación militar norteamericana.

Un nuevo periodo histórico conllevo varios cambios en todos los órdenes respeto a la primera republica. En el ámbito político vamos a tener nuevos actores: la desaparición de Pedro Santana, el predominio de Báez (sectores anexionistas y conservadores) que va a ser enfrentado por Gregorio Luperon (sectores liberales y nacionalistas); el establecimiento de dictaduras como la de Ulises Heureaux y de Báez en su cuarto gobierno; intervenciones constantes del gobierno de Estados Unidos. En el aspecto económico, la industria azucarera se convirtió en la principal actividad económica del país; también el aumento de la deuda externa con la toma de préstamos como el Westendorp y el Harmont, así como la hipoteca de las aduanas dominicanas. En el orden social, los sectores en pugnas van a ser los dueños de los ingenios y representantes de casas comerciales extranjeras contra los pequeños comerciantes o burgueses. En fin, la segunda republica tuvo sus características propias de acuerdo al momento histórico que estaba viviendo la humanidad.
La educación no quedo atrás en este periodo y continúo su evolución, con nuevos maestros y figuras destacadas, leyes y organización nueva.
Los dos principales pensadores educadores en la primera mitad de la segunda republica lo fueron Pedro Francisco Bono y Ulises Francisco Espaillat, este último llego a ser presidente de la republica con el apoyo del partido azul lidereado por Luperon. Debido al proceso de inestabilidad política que se vivió en esa etapa de nuestra historia, sus ideales no se pudieron implementar, pues los liberales gobernaron muy poco tiempo comparado con el tiempo que gobernaron los conservadores.
Los mayores avances en términos educativos que tuvo el país durante el periodo de la segunda republica ocurrió durante el llamado periodo de los gobiernos azules 1879-1899.decimos esto debido a que en ese periodo se estableció en el país el insigne educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos, quien debido a ser un luchador de la independencia de su país, tuvo que emigrar hacia nuestro país, donde fue bien acogido por Luperon.
Hostos era partidario del positivismo filosófico, creada por el francés Augusto Comte es una corriente filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de laafirmación de las teorías a través del método científico. Hostos se opuso a la escuela religiosa que era dirigida por Francisco Javier Billini. Defendía el uso de la razón, la igualdad entre el hombre y la mujer y por lo tanto el derecho de esta a la educación. A su llegada al país se dio cuenta del atraso en términos educativos que tenia el país, decidió crear la escuela Normal para formar maestros.
Hostos enfatizo sus principios en la enseñanza de las matemáticas, propuso un currículo basado en las tres ramas del conocimiento, que para el eran las más importantes: la naturaleza humana, la naturaleza exterior y la naturaleza de la sociedad.
En virtud de que Hostos defendía el uso de la razón, también propuso una educación laica o libre de la religion y esto entro en contradicción con los intereses de la iglesia católica que defendía una educación dogmática. El obispo Fernando Arturo de Meriño enfrento a Hostos en el plano intelectual.
Cuando Ulises Heureaux logro establecer su dictadura, Hostos se vio obligado a tomar el exilio, pues para los fines del dictador, las ideas de Hostos eran muy avanzadas y constituían un peligro.
También las mujeres se destacaron en el plano educativo durante el periodo de la segunda republica. Es bien reconocida la labor desempeñada por Salome Ureña de Henríquez, quien recibió no solo influencias de Hostos sino también ayuda para crear el Instituto de señoritas  donde se formaron las primeras maestras dominicanas: Luisa Ozema Pellerano, Mercedes Laura Aguilar, Altagracia Henríquez Perdomo, Ana Josefa  Puello, Leonor María Feltz y Catalina Pou. Salome a parte de maestra fue una gran poeta.
El presupuesto de educación durante ese periodo en vez de aumentar disminuyo durante la primera mitad de la segunda republica lo que nos muestra el poco interés que tenían los gobernantes  en que el país avanzara; pues solo la educación permite a los pueblos salir del subdesarrollo. Es necesario señalar que luego fue aumentando sobretodo en el periodo de 1882-1888 gracias a la creación de impuestos con el objetivo de favorecer el desarrollo de la educación.
No se lograron grandes avances en lo que se refiere a los métodos implementados pues se incluía el castigo, golpear a los estudiantes con regla o látigo y ponerlos de rodillas al sol y sobre un guallo.
Persistían altas taza de analfabetismo en la mayor parte de la población.se estima que el 80% de la población era analfabeta.
 En 1884 se creo la Ley general de estudios, que se cree fue elaborada por Eugenio María de Hostos. Pero una vez que se estableció la dictadura de Lilis, se elaboro una nueva Ley general de estudios.
Debido a las deficiencias del sistema publico, siguieron fluyendo los colegios  sobre todo en Santo Domingo y en Santiago.
Otro maestro destacado durante este periodo a parte de Hostos y Salome, lo fue Manuel de Jesús Peña y Reynoso, quien llego a ser profesor en varias ciudades del país y fundo el colegio La Paz.

La educación dominicana durante la Primera Republica

Una vez proclamada la independencia de nuestro país, hecho ocurrido el 27 de febrero de 1844, se inicia un periodo llamado por los historiadores dominicanos como la primera republica. Este periodo comprende los años 1844 hasta 1861, año este ultimo, en que se proclama la anexión a España por el entonces presidente Pedro Santana.
Con la anexión a España, pierde la Republica Dominicana su independencia y por lo tanto su soberanía.
En esos 17 años de duración que tuvo la primera republica ocurrieron  una serie de cambios en todos los ordenes en este país.
Nuestra nación, luego de proclamada la independencia debió irse organizando, no solo en el aparato político, sino también en el económico, educativo, religioso y social. El aparato educativo es la parte del sistema encargada de mantener y reproducir el sistema establecido.
Es de orden señalar, antes de abordar el aspecto educativo, que es el  titulo que lleva esta investigación, que durante el periodo de la primera republica, en la mayor parte de ese tiempo, el país se vio envuelto en guerra contra los haitianos que se resistían aceptar la independencia de esta nación.
Resulta imposible referirse solo a la educación obviando los hechos históricos, pues son los hombres y mujeres quienes hacen la historia y por lo tanto son ellos quienes dirigen y planifican la educación.
Dos sectores políticos tuvieron vigencia y dominaron el escenario nacional; los liberales o trinitarios y los conservadores o anexionistas; los primeros dirigidos por Duarte y los segundos por Pedro Santana y Buenaventura Báez.

En su proceso de organización del Estado, el sistema educativo dio paso a la creación del ministerio de instrucción, cuyo primer ministro lo fue Tomas Bobadilla, quien fue presidente de la junta central gubernativa, primer gobierno colegiado que tuvo nuestro país.
Influenciado por el estado de guerra constante con los haitianos y al hecho de que no se disponía de un sistema impositivo como del que dispone el gobierno actual, los pocos ingresos que percibía el Estado provenían de los impuestos a las exportaciones e importaciones y tenían que destinarse a los gastos de guerra. Visto esto, el ministerio de educación no contaba con los recursos suficientes para desarrollar la educación.
Como se puede apreciar en la actualidad, el sistema educativo requiere de un sistema legal que lo oriente y sustente. Para el cumplimiento de esto el 13 de mayo de 1845 se creo la primera ley de instrucción publica, donde se establecían las primeras normas para los maestros, alumnos, autoridades y salarios.
Debido a los cambios políticos, cuando llegaba un nuevo mandatario se derogaban las leyes educativas y se creaban otras. Esto ocasiona efectos negativos para el desarrollo educativo de cualquier nación.
En 1848 se legislo para dar origen al seminario conciliar como institución de educación superior en el periodo de la primera republica.
En los inicios de 1844, el currículo de la educación primaria era muy limitado, se enseñaba lectura, escritura, cálculo y cuentas, bordados y oración a coro.
En el aspecto ideológico, la iglesia católica continuaba ejerciendo una gran influencia en el aparato educativo, esta influencia provenía desde la época colonial. Siendo esta institución la que mayor influencia ejerció, la filosofía educativa no tuvo gran diferencia respeto a la época colonial, pues los fines educativos durante la primera republica perseguían  la formación de personas obedientes al gobierno, a las leyes y a dios, con una actitud conformista. Como puede notarse, se obviaba el desarrollo de un pensamiento crítico o racional. Se aspiraba a formar sujetos conservadores.
Duarte se opuso a esta ideología conservadora y conformista, propuso un currículo más amplio y de formación universal. No pudo llevarse a cabo debido a la oposición de los anexionistas encabezados por Santana.
No todos los individuos tenían acceso a la educación, este era un privilegio de los miembros de las clases privilegiadas.
El sector privado, debido las limitaciones del Estado en lo que se refiere a los recursos, tuvo un papel destacado en lo que a oferta educativa se refiere. Durante ese período, florecieron escuelas privadas, predominando las de varones.
Dentro de los ministros de educación que tuvo el país durante el periodo histórico analizado, cabe mención especial José María Caminero, quien para el año 1851 concretizo la modificación de la línea curricular.
El sistema educativo se divide en niveles y los niveles en ciclo. Para la primera republica, como resultado de las reformas de 1851 en el nivel primario o básico se estableció el castigo por ley, se le dio importancia a la lectura, escritura, caligrafía, análisis de textos y se estableció premios para los alumnos meritorios.
Para el nivel medio se ofreció  formación en las áreas de administración e industrial. A nivel superior o universitario se ofertaban 4 facultades: filosofía, jurisprudencia o derecho, ciencias médicas y sagradas letras.
Las leyes de instrucción establecían que se debían crear una escuela de primera letra por cada común o pueblo y dos en cada cabecera de provincia o capital de provincia.
Dentro del ámbito privado, alcanzo gran renombre el colegio Buenaventura que fue fundado durante el primer gobierno de Báez (1849-1853).
Los varones estudiaban solo en escuelas para ellos y las hembras tenían las de ellas.
Dentro de los maestros que mas se destacaron se debe mencionar a Manuel Aybar, en cuya escuela llego a estudiar Juan Pablo Duarte, también el coronel Lorenzo Santa María, Socorro del Rosario Sánchez (hermana de Sánchez),Manuel María Valencia (llego a ser ministro de educación) también Ulises Francisco Espaillat quien fue un gran defensor de la independencia e incluso llego a ser presidente en 1876,siendo un gran intelectual y hombre honesto y finalmente Pedro Francisco Bono un gran defensor de la nacionalidad.
Para concluir, el salario de los maestros de 30 y 20 pesos fuertes de acuerdo a la asignatura que enseñara y un dato interesante lo es que desde los primeros años de la creación de la Republica Dominicana a educación se le asignaba el 4% del presupuesto de la nación.

La Educacion Dominicana en el gobierno de Horacio Vazquez.

El 15 de marzo de 1924, estando el país intervenido por tropas de la infantería de marina de la Armada estadounidense, se celebraron elecciones resultando ganadores de las mismas los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la Alianza Nacional Progresista, general Horacio Vásquez y don Federico Velásquez Hernández. La Asamblea Constituyente de mayoría horacista revisó la Constitución de 1908, y el nuevo texto fue proclamado oficialmente el 13 de junio de 1924. El período de seis años fue reducido a cuatro y de nuevo se reintrodujo la figura vicepresidencial. El 7 de julio de 1924, la Asamblea Nacional proclamó oficialmente electos al general Horacio Vásquez como Presidente Constitucional de la República y a don Federico Velásquez como vicepresidente. Cinco días después, ambos asumieron sus funciones, en momento justo en que las tropas interventoras yanquis abandonaban el país y la bandera dominicana de nuevo era enarbolada en todos los recintos militares.
Una reforma constitucional votada en 1927 dispuso la prolongación del periodo hasta el 1930 del presidente Horacio Vásquez, el vicepresidente, y los miembros de las Cámaras. Eso se hizo bajo el alegato falaz de que estos funcionarios habían resultado electos estando en vigor la Constitución de 1908 que consagraba el mandato presidencial de seis años, en vez de cuatro que dispuso la reforma constitucional de 1924.
El presidente Horacio Vásquez fue derrocado el 23 de febrero de 1930 por un llamado Movimiento Cívico encabezado por Rafael Estrella Ureña. Del presidente Horacio Vásquez pudo decirse que durante su gobierno el país disfrutó de libertades públicas; también, que fue desafortunada la manera como manejó los haberes públicos; y que en su administración hubo favoritismos, corrupción y derroche.
Rafael Estrella Ureña, previamente nombrado por el mismo Horacio Vásquez Secretario de Estado de Interior, ocupó la Presidencia Provisional hasta la expiración del periodo del mandatario derrocado.
En medio de un clima de terror que obligó a los candidatos Federico Velásquez y Ángel Morales de la opositora Alianza Nacional Progresista a retirarse de los comicios, fueron celebradas las elecciones que estaban previstas para el 16 de mayo de 1930, resultando ganadores Rafael Leonidas Trujillo Molina y Rafael Estrella Ureña candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia de la República respectivamente por una llamada Confederación de Partidos.
El 16 de agosto de 1930, el general Rafael Leonidas Trujillo Molina se juramentó ante la Asamblea Nacional como Presidente Constitucional de la República, dando inicio a la dictadura más absolutista y prolongada de nuestra historia republicana. Durante más de treinta años, los dominicanos vivieron sometidos a la voluntad omnímoda del “perínclito soldado de San Cristóbal”.
En los primeros años de la dictadura, no fueron pocos los que vieron en el general Rafael Trujillo Molina la encarnación de un “hombre nuevo” y muchos calificaron el acontecimiento que provocó su ascenso al poder como “la más bella revolución de América”. El poder omnímodo de Trujillo estuvo fundamentado en la organización castrense que heredó de la Intervención Militar Norteamericana de 1916. A lo largo de la llamada “Era de Trujillo” las partidas presupuestarias destinadas a sostener las fuerzas armadas equivalieron siempre a más del 50 por ciento del Presupuesto Nacional.  A pesar de que la vislumbró como una herramienta secundaria de su poder omnímodo, el dictador no descuidó la educación de sus conciudadanos.
Una de las primeras disposiciones de Trujillo a su llegada al poder en 1930 fue ordenar la preparación de un plan de reformas de la educación en procura de que la escuela dominicana evolucionara hacia modalidades más amplias y sistemas más acordes con el espíritu científico y la tendencia experimental de las prácticas pedagógicas modernas. Después del fracaso de Pedro Henríquez Ureña al frente de la Superintendencia General de Instrucción Pública, Trujillo continuó incorporando a esa dependencia gubernamental educadores extranjeros, acreditados por su larga experiencia y conocimientos en la materia, tales como Fernando Sainz, Carlos Larrazábal Blanco, Guilma de Castro, Antonio Martínez Surroca, José de Alameida y otros.
Si observamos el proceso seguido por la instrucción pública durante los primeros diez años de la dictadura, podríamos advertir las transformaciones que fueron sucediéndose. A la enseñanza teórica y memorista le siguió una de carácter empírico más cercanas a los postulados hostosianos que a la enseñanza confesional que heredamos de los conquistadores. Desde 1935 hasta el final de la dictadura trujillista, la secretaría de Educación publicaba, bajo la dirección del profesor Aquiles Nimer, teniendo como jefe de redacción al poeta Juan Bautista Lamarche, la revista Educación de alto contenido científico pedagógico.
Esa reforma de la escuela dominicana de profunda trascendencia para la sociedad pudo llevarse a cabo gracias al trabajo tesonero de educadores de la talla de Ramón Emilio Jiménez, Víctor Garrido, Virgilio Díaz Ordóñez, Juan Bautista Lamarche, Aliro Paulino y otros; también, a la ayuda prestado por educadores y técnicos venidos del extranjero, aunque en los anales trujillistas figure que todo se debió “al genio, renovador y dinámico, del insigne estadista, a quien, en acto justiciero de reconocimiento, se le ha designado con el título de Primer Maestro de la República, el Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, auténtico, creador de la Nueva Escuela Dominicana”.
Nuestros juicios en torno a la educación en los tiempos de la dictadura trujillista estarán basados en mis propias experiencias (nacimos y nos educamos durante la llamada Era de Trujillo), en libros y en documentos publicados aquí durante los años de la dictadura. Haremos esfuerzos para evitar que la pasión política se interponga en nuestros juicios; también, nos disponemos a separar “la paja del trigo” es decir, a guardar distancia entre los progresos reales de la educación en tiempos de Trujillo y la propaganda política interesada a favor o en contra de la dictadura.
¿Cómo estaba organizada la instrucción pública en tiempos de Trujillo y cuáles eran sus propósitos, sus fortalezas, sus debilidades? ¿Era la mayoría que resultaba beneficiada, o, por el contrario, sólo una minoría privilegiada resultaba favorecido por un sistema de instrucción pública pretendidamente situado a la altura de los métodos de educación de los países más adelantados de la América española?
Dentro de las fortalezas del sistema de instrucción pública en tiempos de Trujillo cabe mencionarse el orden y la disciplina que primaba en todas las escuelas públicas; el sentido de responsabilidad de los maestros y, en correspondencia con ese atributo, el respeto que los alumnos les guardaban. En tiempos de la dictadura, las clases se abrían el 15 de septiembre para los alumnos de escuelas primarias e intermedias; y el 2 de octubre para las escuelas secundarias y vocacionales. Para todos, las vacaciones navideñas se iniciaban los 23 de diciembre (Día del Niño) y finalizaban 6 de enero (día de los Santos Reyes) Las vacaciones de verano se iniciaban para todos el 30 de junio (Día del Maestro)
Sólo una vez en treinta años de dictadura la apertura del año escolar se pospuso. Ello ocurrió en 1946 debido a una epidemia de piojos. En ese año, las clases se iniciaron a mediados de octubre en vez de septiembre.
En tiempos de Trujillo, la bandera dominicana era izada en todas las escuelas del país a las ocho horas de la mañana. A esa hora, los estudiantes en correcta formación entonaban las notas gloriosas de nuestro Himno Nacional. Los horarios de clase se agotaban tal y como previamente estaban programados ¿ Huelga de maestros en tiempos de Trujillo? Jamás Las labores de asesoría general; inspección técnica; atención especial a las escuelas rurales; organización del ropero y desayuno escolar; y asistencia médica escolar y otras labores se llevaban a cabo con esmero y prontitud.
Las escuelas públicas en tiempos de Trujillo eran supervisadas periódicamente de manera tal que un director de distrito estaba enterado día a día de lo que se hacía o dejaba de hacerse en cada una de las escuelas de su demarcación. En un grado mayor que el de hoy, la escuela dominicana en tiempos de Trujillo era mayoritariamente pública. Eran pocos los colegios privados que entonces existían. En la ciudad capital funcionaban, entre otros, los colegios Dominicano de la Salle, Luis Muñoz Rivera; Santo Tomás; Colegio Santa Teresita; Colegio La Milagrosa; y el Colegio Don Bosco; en Santiago de los Caballeros, la Academia de Santiago; Nuestra Señora del Carmen; Instituto Evangélico; Academia Santa Ana y el Colegio del Corazón de Jesús; en San Pedro de Macorís, el Colegio Trinidad Sánchez y la Academia Antillana Hostos.
Todos esos planteles escolares de carácter privado tenían de común que su matrícula no era grande: 200, 300 ó 400 alumnos a lo sumo en cada uno de ellos; y que la calidad de la enseñanza que se ofrecían en esos colegios no era superior a la de las escuelas públicas. Al inicio de la llamada Era de Trujillo, hablamos de agosto de 1930, el país apenas disponía de 526 escuelas: 400 de ellas eran escuelas primarias rurales; 68 escuelas primarias graduadas; 52 escuelas secundarias, comerciales o de oficios; 6 escuelas especiales para adultos analfabetos; y una universidad, la Universidad de Santo Domingo.
La población escolar del país ascendía entonces a 50 mil 739 alumnos distribuidos así: 20 mil en escuelas primarias rudimentarias; 15 mil, 754 en escuelas primarias graduadas; mil 358 en escuelas secundarias y normalistas; 1310 en las escuelas especiales de adultos analfabetos; y 379 en la Universidad de Santo Domingo. Echémosle una mirada a esas cifras, tomando en cuenta que la República Dominicana tenía entonces alrededor 1 millón 250 mil habitantes. Cuando Trujillo llegó al poder en 1930, apenas un 4% de los dominicanos asistía a la escuela, es decir, la cobertura era bajísima. El analfabetismo en la población de adultos llegaba al 90% y apenas existían en todo el país seis escuelas para adultos iletrados. 400 escuelas rurales no eran suficientes para atender a los niños de los campos que en número eran mucho más que los que vivían en las ciudades. El país tenía más generales que maestros. ¿Y qué decir de la vieja Universidad de Santo Domingo con apenas 358 estudiantes? Que era un reducto de privilegiados; que era una institución que preservaba los rasgos y los atributos de la Universidad Colonial; y que en poco o en nada contribuía al desarrollo de la nación dominicana.
A la llegada de Trujillo al poder, el sistema de instrucción pública de la República Dominicana se encontraba bastante degradado; y a la luz de los datos ofrecidos, podríamos afirmar, exagerando un poco la nota, que aquí no había escuelas. En febrero de 1931, Trujillo nombró a Max Henríquez Ureña como Superintendente General de Instrucción Pública. En febrero de 1931, Max Henríquez Ureña formuló un diagnóstico del estado en que se encontraba la instrucción pública del país que sirvió de base a las transformaciones que vinieron después. En ese importante documento titulado “Bases para la Reorganización de Nuestro Sistema Educativo” se enfocaba los problemas más acuciantes que aquejaban la escuela dominicana de esa época: planteles deteriorados; maestros sin títulos; falta de materiales didácticos; falta de supervisión; planes de enseñanza ya obsoletos; desorganización general y otros males por el estilo.
Como fiel seguidor de las ideas hostosianas, Maz Henríquez Ureña desde su llegada al cargo comenzó a observar con cierta preocupación el estado de desorganización imperante en las pocas escuelas de formación docente que entonces existían. Max Henríquez Ureña duró apenas unos meses en el cargo; fue sustituido por Osvaldo Báez Soler, quien a su vez fue sustituido por Pedro Henríquez Ureña.
Pedro Henríquez Ureña disponía de un reputado bagaje intelectual. Su obre literaria era conocida en toda América. Al parecer, la escuela dominicana quedaba en muy buenas manos. Pero, el ambiente de la dictadura no era su ambiente; tuvo que irse dejando inconclusa su obra de reforma de la instrucción pública al año de haber llegado después de permanecer casi dos décadas fuera del país.

La Educación Dominicana Durante la Dictadura de Trujillo

Al arribo de Trujillo al poder en 1930, el país apenas disponía 526 escuelas: 400 de ellas eran escuelas primarias rudimentarias de tres cursos de nivel primario, orientadas a la formación de los niños y jóvenes campesinos; 68 escuelas primarias graduadas; 52 escuelas secundarias, comerciales o de oficios; 6 escuelas especiales para adultos analfabetos; y una universidad, la Universidad de Santo Domingo. La población escolar del país ascendía entonces a 50 mil 739 alumnos distribuidos así: 20 mil en escuelas primarias rudimentarias; 29 mil, 938 en escuelas primarias graduadas; mil 358 en escuelas secundarias y normalistas; 1310 en las escuelas especiales de adultos analfabetos; y 379 en la Universidad de Santo Domingo.
Para entonces, la población de la República Dominicana era estimada en 1 millón, 250 habitantes. Apenas un 4% de los dominicanos de edades comprendidas entre los 7 y 14 años asistía a la escuela y alrededor del 90% de más de 18 años de edad no sabía ni leer ni escribir.
La Universidad de Santo Domingo, a pesar de que preservaba las rancias tradiciones de las universidades dominicas, no era más que un reducto de varios centenares de jóvenes privilegiados que en poco o en nada contribuía al desarrollo del país.
En 1930, la instrucción pública de la República Dominicana se encontraba bastante degradada; la oferta de educación muy limitada; y muy escasas las oportunidades de educarse.
En los primeros dos años de la dictadura, la educación dominicana siguió los mismos lineamientos que le habían trazado los interventores. Las leyes que entonces regían en la materia eran las mismas que habían sido formuladas por Julio Ortega Frier en tiempos de la Intervención.
Fue a partir de 1932 cuando el gobierno de Trujillo comienza a legislar sobre la materia y a enrumbar por senderos distintos la educación de los dominicanos.
En febrero de 1931, Trujillo nombró a Max Henríquez Ureña como Superintendente General de Instrucción Pública.
En febrero de 1931, Max Henríquez Ureña le presentó al presidente Trujillo un informe sobre el estado en que se encontraba la instrucción pública del país en el que se basó la reforma de la educación que se ejecutó inmediatamente después. En ese importante documento titulado ¨ Bases para la Reorganización de Nuestro Sistema Educativo ¨ se enfocaban los problemas más acuciantes que aquejaban la escuela dominicana de esa época: planteles deteriorados; maestros sin títulos; falta de materiales didácticos; falta de supervisión; planes de enseñanza ya obsoletos; desorganización general y otros males por el estilo. Pero, Max Henríquez Ureña duró apenas unos meses en el cargo; fue sustituido por Osvaldo Báez Soler, quien a su vez fue sustituido por Pedro Henríquez Ureña.
Pedro Henríquez Ureña disponía de un reputado bagaje intelectual. Su obre literaria era conocida en toda América. Al parecer, la escuela dominicana quedaba en muy buenas manos. Al igual que su hermano Max, en los primeros meses de su gestión se dedicó a percatarse del estado en que se encontraba la instrucción pública del país y a pensar en las soluciones a los problemas que la afectaban. Pedro Henríquez Ureña en persona dictó cursos de capacitación para maestros en servicio; ordenó que los días sábados fueran incluidos como días laborables; revisó los planes de estudios de las escuelas normales; dispuso la creación de escuelas de artes y oficios; y a instancia suya se reabrió la Facultad Libre de Filosofía de la Universidad de Santo Domingo. Pero, el reconocido hombre de letras no pudo echar a andar sus planes de reformas de la escuela dominicana. En junio de 1933, desalentado y envuelto en el silencio Pedro Henríquez Ureña se marchó del país para no regresar jamás. ¿Qué le ocurrió? ¿ Era que sus ideas no comulgaban con las del dictador? En realidad no hay un solo hecho concreto que mueva a pensar que Pedro Henríquez Ureña se marchara del país por desavenencias políticas con Trujillo; tampoco se conoce una sola actividad en el exterior del destacado intelectual en apoyo a la causa antitrujillista. Por lo que creemos que Pedro Henríquez Ureña se marchó del país al convencerse de que los medios materiales y los recursos humanos de que disponía no eran suficientes para realizar los planes de reformas de la educación que él mismo formulara.
Después de la salida del país de Pedro Henríquez Ureña, los planes de reforma de la instrucción publica continuaron.
El 31 de diciembre de 1934 quedó suprimida la Superintendencia General de Instrucción Pública y es creada la Secretaría de Estado de Educación Pública y Bellas Artes, siendo el poeta y folklorista Ramón Emilio Jiménez su primer titular. Durante la administración de don Ramón Emilio Jiménez la instrucción pública retomó el sentido de lo nacional que había perdido por efecto de la Intervención Militar de 1916. También, se “trujillizó” en grado extremo.
El centésimo vigésimo segundo aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte fue celebrado el 26 de enero de 1935 con un gran acto realizado en el Parque Independencia de la ciudad de Santo Domingo. En ese acto patriótico, don Ramón Emilio Jiménez pronunció un emotivo discurso alusivo a la figura del Padre de la Patria. Asistieron al mismo los alumnos de las escuelas públicas y de los contados colegios que existían entonces, acompañados por sus profesores.
Pero, durante la gestión de Ramón Emilio Jiménez los intereses políticos de la dictadura irrumpieron en las aulas, convirtiéndose las escuelas en herramientas de adoctrinamiento trujillista.
La llamada “campaña del chele” lo empañó todo.
¿En qué consistió la puñetera campaña del chele?
En 1935, para la conmemoración del día de la escuela se llevó a cabo en todas los planteles públicos del país la llamada “campaña del chele” durante la cual todos los estudiantes del país tuvieron que aportar (voluntariamente por supuesto) un centavo con la finalidad de recabar fondos para obsequiarle, nada más y nada menos, que al hijo del dictador Ramfis Trujillo, que contaba entonces con apenas 5 años de edad, una medalla por sus supuestos méritos.
En el año de 1935, los locales de las escuelas primarias del país fueron utilizados en horarios nocturnos para la educación de adultos analfabetos.
Al final del primer quinquenio de la dictadura trujillista, el país disponía de 941 escuelas primarias graduadas y elementales (473 más que en 1930); 49 escuelas secundarias y de arte y oficio (2 menos que en 1930); la población escolar se elevó de 50 mil 739 estudiantes en 1930 a 113 mil, 317 estudiantes en 1935; de éstos últimos, 104 mil, 79 cursaban estudios en escuelas públicas, y sólo 9 mil 238 en colegios privados.
De acuerdo con los datos del censo de 1935, la República Dominicana tenía entonces, 1 millón, 479 mil, 417 habitantes y apenas unos 300 mil personas adultas alfabetizadas.
Por medio de circulares se exhortaba a inspectores de escuelas a, sin perjuicio de sus labores, difundir “la sabía política que para bienestar de los dominicanos llevaba a cabo el generalísimo Trujillo, primer maestro dominicano”. Fue durante la administración del vate Ramón Emilio Jiménez que mediante la Circular no. 13 se les ordenó a los directores de escuelas a que organizaran actos en los que se hablara de las razones supuestamente válidas para hacer el cambio de nombre de la ciudad capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo.
El 1 de abril de 1936, Trujillo nombró al licenciado Víctor Garrido como Secretario de Educación y Bellas Artes en sustitución de don Ramón Emilio Jiménez.
Tan pronto tomó posesión de su cargo, Víctor Garrido se propuso revisar los planes de estudios vigentes y a reunificarlo en un solo cuerpo ya que según él “eran tantos los planes de estudios puestos en vigor que resultaba tarea difícil, para los maestros, el desglosamiento de las materias en los respectivos cursos”.
El 8 de agosto de 1936 se aprobó un reglamento dirigido a organizar las oficinas de la Secretaría de Educación. Mediante el mismo esa Cartera quedó dividida en dos departamentos: Departamento de Educación y Departamento de Bellas Artes. El primero, a su vez quedó dividido en Servicios Administrativos y Servicios Docentes, cada uno de ellos con sus respectivas secciones.
Durante la gestión de Víctor Garrido al frente de la Cartera de Educación se crearon controles muy efectivos concernientes al uso de material gastable y al trabajo efectivo de los servidores de esa dependencia estatal.
Por medio de la Ordenanza no. 488 del año 1936 se estableció un programa definitivo para la Enseñanza Primaria Elemental dirigido a niños que hubieran cumplidos los seis años de edad; y por la Ordenanza 490 del mismo año, se dividió la Enseñanza Primaria Superior en dos años de estudios de carácter general.
Por sugerencia de don Federico Henríquez y Carvajal, el 17 de abril de 1937 se celebró un gran desfile escolar en conmemoración de los 50 aniversarios de la graduación en el Instituto Salomé Ureña de las seis primeras maestras normales. De las maestras homenajeadas participaron Mercedes Laura Aguiar; Ana Josefa Puello; y Altagracia Henríquez. Luisa Ozema Pellerano ya había muerto y Leonor Feltz no pudo asistir por quebrantos de salud. Como nota curiosa, en ese acto de recordación hostosiana estuvo presente, el Arzobispo de Santo Domingo Monseñor Nouel.
Mediante la Ordenanza Número 5, del año 1937 se reglamentó todo lo concerniente al otorgamiento y disfrute de becas. Y por medio de la Número 508 del mismo año se fijó el programa de estudios de la Enseñanza Secundaria. Ese programa contemplaba una sección de estudios secundarios comunes de tres años lectivos de duración y de 4 secciones especiales de un año cada una: Ciencias Físicas y Matemáticas; Ciencias Físicas y Naturales; Ciencias Pedagógicas y Filosofía y Letras.
Al principios del año 1937, por medio de la Ordenanza No. 514, se aprobó el Plan de Estudios de la enseñanza de Adultos en las escuelas nocturnas.
El 27 de enero del 1937 llegó al país la Misión Chilena integrada por los educadores Luis Galdames, César Bunster y Oscar Bustos. Es grupo de calificados pedagogos chilenos arribó al país no por gestiones que en ese sentido había realizado el secretario de Estado de Educación y Bellas Artes Víctor Garrido sino, como se decía entonces, “por las sabias iniciativas del generalísimo Trujillo”.

viernes, 17 de marzo de 2017

Reflexiones para la vida

Reflexiones para la vida

Mujer volando
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Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir
– Robert Louis Stevenson
Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca
– Molière
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Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado no es sólo infeliz, sino que apenas es capaz de vivir
– Albert Einstein
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El hombre que más ha vivido no es aquel que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida
– Jean Jacques Rousseau
Quien no vive de algún modo para los demás, tampoco vive para sí mismo
– Michel Eyquem de Montaigne
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Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.
– Arthur Schnitzler
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Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único
– Agatha Christie
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En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.
– Lucio Anneo Séneca
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¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?
– Helen Adams Keller
La vida es dulce o amarga; es corta o larga. ¿Qué importa? El que la goza la halla corta, y el que la sufre la halla larga
– Ramón de Campoamor
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¿Cuál es el sentido de la vida?

¿Cuál es el sentido de la vida?

Quizás tú sientes que el dinero, el poder, o encontrar a tu pareja puede ser el sentido de tu vida.
O quizás buscas el sentido de tu vida en las opiniones y en la búsqueda de aprobación de tus amigos, tus padres, etc., pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de desesperanza y vacío.
Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o está en peligro tu vida.
Es, en esos momentos, cuando todo aparece tan claro como si, después de una tarde con neblina, esta se disipara y apareciera el sol, reluciente, ante tus sorprendidos ojos.
¿Haz hecho alguna vez el experimento de visualizarte en tu propio funeral? ¿De imaginarte el recuerdo que deseas dejar en tus amigos y tu familia?
Si no lo has hecho… imagínate por un instante, que hay una tumba, que estás asistiendo a un funeral… y que abres la tapa, para ver a la persona que está dentro… ¡y para tu sorpresa… ¡eres tú mismo!
Es tu propio funeral.
¿Por qué deseas que te recuerden las personas que están asistiendo a tu funeral?... piensa por un instante…
Ahora, ¿Qué te hubiera gustado haber logrado? ¿Haber experimentado?... piensa por unos instantes…
Para mi, resultó curioso que en lo que yo imaginé más en este ejercicio, es en el amor… en los detalles aparentemente “tontos” de la vida: en mi pequeña sobrinita, pícara y encantadora… en los hermosos momentos que pasé con mis parejas… y en los instantes en que serví a alguien y lo ayudé… me resultó asombroso darme cuenta que no me pasó por ningún instante el concepto monetario… ni pensé en carros, casas, propiedades… nada de eso.
¿Te pasaron cosas parecidas a ti cuando hiciste el ejercicio, de pura casualidad?
Recuerdo que en el libro bíblico de Proverbios, dice una cita más o menos así: “He visto que no hay nada mejor para el hombre terrestre que se regocije por el duro fruto de su trabajo, es el don de Dios”.
¿Qué es lo que te regocija a ti? Pueden ser pequeñas cosas, desde caminar en un atardecer de lluvia, en un bosque, escuchando el suave trino de los pájaros y peculiar sonido de los grillos al anochecer.
Llenarse los pulmones hondamente con el frescor y el aroma a árbol mojado y hierba…
En lo personal, pocas cosas me dan tanto deleite como despertarme temprano, caminar, y oler el delicioso aroma a fresco… escuchar aún los cantos de los pájaros, y las calles todavía pacíficas y tranquilas, antes del duro y nervioso ajetreo diario.
Y contemplar la luna en la noche, en la calle, ya casi sin gente.
Quizás disfrutar de la compañía de una amiga, llenarme de su sonrisa y del brillo de su mirada… de tener entre mis brazos a mi pequeña sobrina… ¡en fin!
Con sabiduría, Dios dijo que en verdad no podríamos entrar al reino de los cielos hasta que volviéramos a ser niños, y con profunda admiración, ahora que convivo a diario con mi sobrinos de 8 y 3 años, puedo comprender en toda su majestuosidad lo que significa esto.
Admiro de ellos su alegría eterna, de la felicidad que les trae que les obsequie una simple goma de mascar, que los cargue… admiro la seguridad en sí mismos, instintiva y natural que tienen.
Su terquedad para conseguir lo que quieren, a pesar de los intentos manipuladores de los adultos para dominarlos con un “ya no te voy a querer”, “eres malo”, “mira como te ve la gente”, “ pareces niña”, “si te comportas te compro esto”… me pregunto cuantos de nosotros nos quedamos inconscientemente con esas manipulaciones desde niños.
Los niños no entienden el concepto del rencor. Puedes insultarlos y pelear con ellos, pero al rato están como si nada. Y no fingen.
Es que así es la naturaleza de un niño.
Y tienen una capacidad inagotable para jugar y hacer cosas… ¡y ser felices!
Reflexioné, que toda mi lucha interior… ¡está enfocada a volver a ser niño!
¡Tener la alegría y espontaneidad de un niño!
¡Aprender a perdonar y olvidar como un niño!
¡Tener la terquedad para conseguir lo que quiero, como un niño!
Y por fin entendí aquella frase de Picasso: “A los 10 años ya pintaba como uno de los grandes del Renacimiento… ¡pero tarde otros 50 para volver a pintar como un niño!”.
Entonces, ¿Cual es el sentido de la vida? Para mí, es vivir permanentemente en el presente, disfrutando de todo, obedeciendo a los impulsos de mi corazón… y haciendo lo que me hace más feliz, en cada momento.
Ya sea en mi trabajo, en el amor… ¡todo lo que esté haciendo en todo momento y a cualquier hora! Así sea mientras viajo en metro.
Sabes? Quizás hoy yo debería estar muerto. Si.
Hace 3 días caminaba por la esquina de mi casa, distraído, pensando en un display que acababa de ver anunciando libros con descuento –mi golosina favorita- cuando caminé como un autómata hacia el otro lado de la calle…
Sin fijarme en que la luz del semáforo estaba en siga, y una auto corría a toda velocidad, para poder evitar la luz roja del semáforo…
Como en sueños, recuerdo la voz de un hombre que se encontraba en la esquina con su pareja, diciéndome...
¡Cuidado!
Esa voz me despertó abruptamente de mis divagaciones, me detuve, y cuando reaccioné, me encontraba a mitad de la calle, justo en el momento en que el auto pasó a milímetros adelante de mí… no se detuvo.
Solo escuché el zoooom y vi apenas una imagen difusa del coche de lo rápido que pasaba, al más puro estilo de la película “Matrix” ¡en serio!
Si yo hubiera seguido caminando, seguramente me hubiera alcanzado… y a la velocidad que iba, seguramente estaría, o muerto, o paralítico, o en estado de coma, o todo en vendas al estilo “momia de Guanajuato”.
Ya ni siquiera hubiera podido escribir esta actualización del sitio, hoy Domingo 24 de agosto.
Ya después de la experiencia me pregunté ¿Cuántas cosas inconclusas hubiera dejado de mi vida sin hacer? ¿Cuántas personas que quiero y amo nunca se los expresé? ¿Cuántas personas que me aman, o amaron nunca me lo dijeron y yo jamás lo sabría?
La verdad, yo me considero muerto, estoy viviendo extra… fue providencial que la voz de ese hombre me despertara de mi “sueño”.

La Vida desde la Perspectiva de Dios

¿Vale la pena vivir la vida?

¿Vale la pena vivir la vida?



 Muchas veces hemos sentido que la vida no vale la pena vivirla. En un caso extremo, escuché en la radio a una mujer que decía: “No quiero tener hijos, porque solo se viene a este mundo a sufrir. Y quiero ahorrarles ese sufrimiento”.
Pero… ¿Realmente la vida es así? ¿O nosotros la hacemos así?
Lo que realmente te hace sufrir, no es la vida en sí… son tus expectativas respecto a cómo debería ser el mundo o cómo debería actuar tal persona.
Por ejemplo, cuando te enojas con tu pareja porque no llegó a tiempo o no te expresa su amor como a ti te gustaría que lo hiciera.
Entonces, lo que te daña no es tu pareja… son tus pensamientos y emociones con respecto a como debería actuar tu pareja, de acuerdo a la etiqueta del hombre o mujer perfecto que tienes.
Si sufres porque la vida es cruel… es porque tienes un concepto equivocado de lo que realmente es. Crees que en la vida todo debería ser felicidad.
Imagínate que piensas que un bosque debe ser con puras rosas, ríos limpios, venados corriendo, un sol reluciente y una suave lluvia.
Pero cuando vas a uno ¡Oh sorpresa! También hay insectos, serpientes… y la lluvia ¡es un diluvio!
Imagínate sufriendo porque lo encontraste así y diciéndote “No vale la pena estar en un bosque, es horrible: serpientes, bichos ¡que horror!” ¿No tiene sentido verdad?
En el fondo sabes que así es un bosque. No como tú pensabas que era. Lo que puedes hacer, es estar alerta contra las serpientes. También, cubrirte para que la lluvia no te moje.
Y disfrutar las rosas que veas y los venados.
Simplemente aceptas la naturaleza como es y no te lamentas. Te adaptas a ella.
En la vida, es igual. Cuando la vemos como un paquete completo, en el que hay amor, muerte, instantes imborrables y fracasos dolorosos, la aceptas como es.
A partir de esa aceptación, puedes adaptarte a ella. Pregúntate que capacidad dormida en ti, necesita salir a flote cuando te enfrentes a un nuevo desafío.
Por ejemplo, yo de niño no sabía bailar salsa. La necesidad de gustarle a las niñas me hizo aprender ¡Ahora he llegado hasta dar clases de baile!
Me daba miedo hablar en público. Era muy tímido. La necesidad y las circunstancias me obligaron ha hablar en público ¡Ahora soy conferencista! Imagínate cuantas capacidades dormidas en mí, se han despertado por la necesidad.
Siempre pregúntate ¿Qué capacidades dormidas en mi tienen que salir a flote con este desafío?
El dolor y las derrotas son una gran oportunidad para replantearnos como estamos viviendo la vida. Te confieso que acostumbro caminar cerca de los bosques, lejos de la gente, cuando las tormentas de la vida hacen que se me pongan las cosas difíciles.
Anclarme dentro del ruido cotidiano cerca de la naturaleza, dándome un breve espacio para reflexionar acerca de mis desafíos actuales y replantearme nuevas metas, ha sido invaluable para mi.
Si no, ya me habría vuelto loco.
Te recomiendo que hagas lo mismo. Busca un espacio diario de reflexión.
Todos somos producto de nuestras reacciones ante los retos. Somos hermosas quebradas hechas por las tormentas de la vida.